enero 18, 2013

El Hernán


En segundo medio, estaba en un colegio en el que desde el director hasta el último alumno de kínder se drogaban, era como una tradición de ese lugar. Pero no les vengo a contar eso hoy. En ese colegio estaba el Hernán. Él no era de esos que llaman la atención, de hecho, muchas veces parecía invisible. Lo bueno del Hernán era que era bueno jugando al fútbol. Es más, con él fue con quién yo mejor me entendí en una cancha de fútbol. Era como si él supiera lo que yo iba a hacer o hacia qué lugar iba a correr, tenía la habilidad de hacer pases milimétricos, él jugaba de mediocentro y yo delantero por izquierda.

Como yo era de esos alumnos errantes durante mi vida escolar, a medio año salí de aquel colegio y cada vez la leyenda del Hernán como mi mejor compañero en las canchas se agrandaba. Siempre contaba “yo tenía un amigo que es un crack para el fútbol, hace unos pases impresionantes” y todos se quedaban con la duda de cómo era el dichoso Hernán.

En diciembre que estuve en La Paz lo vi y fue uno de esos encuentros inesperados. Yo caminaba por la calle Comercio y doblé en la Mercado yendo hacia el Shopping Norte y no sé cómo fue bien pero giré mi cabeza y vi a Hernán apoyado a una pared. Llevaba la ropa sucia y raída. Su cabello era una sola masa de lo sucio que estaba y su cara un poco hinchada y con manchas que le dibujaban un mapa de algún país desconocido.

¿Cómo sé que era el Hernán y no otro desamparado más? Fue por una reacción de ambos de un milisegundo. Ubican que cuando tratas de reconocer a alguien te quedas viéndolo por un rato, tratando de desarchivar nombres y rasgos para sabér quién es esa persona. En tu cabeza está esa idea, “de algún lado conozco a esta persona”. Eso pasó por mi cabeza y lo recordé al instante. Le pasó a él también. Sus ojos trataron de reconocerme y lo hicieron. Su siguiente reacción fue bajar la cabeza.

Me acerqué y traté de saludarlo, no me respondió. Le dejé 10 Bs. En el pedazo de trapo que tenía a sus pies para recolectar dinero. Le dije “que gusto verte, te cuidas” y me fui. Por el reflejo de un ventanal pude ver que me seguía con la miraba.

Me pregunto que habrá pasado en su vida para terminar de ese modo. El más grande jugador de fútbol con el que compartí una cancha.

enero 15, 2013

¿Y si hubiese sido por eso?


Cada vez que me preguntan por qué me fui a Polonia a vivir me imagino miles de respuestas alternativas. Es que claro, a quién se le ocurre irse a vivir a Polonia… Hoy voy a contarles la razón por la que tuve que viajar a ese país báltico.

En mayo de 2009, se acercaba la fecha de mi cumpleaños y con mi amigo el Beto decidimos irnos para festejar una de las varias previas a ese magno evento. Caminábamos por una de las calles desérticas de Calacoto cuando de pronto vimos a dos junkies, una pareja, tirada en el suelo disfrutando su vuelo primera clase auspiciado por algún químico alegre. El Beto me dice que siempre los ve en esa calle y que la mayoría del tiempo están en trance.

Nos fuimos a la fiesta, tomamos, fumamos, nos divertimos y a la hora de volver a casa teníamos que pasar por la misma calle desértica. El alcohol y y el humo nos habían dejado eufóricos, así que, cuando pasamos por el lugar en el que anteriormente estaban los junkies pero esta vez sólo vimos que el muchacho estaba tirado en el suelo. La chica había desaparecido.

De pronto veo que mi amigo, el tímido Beto, comienza a empujar al tipo con el pie para que éste reaccione. Al no ver ninguna reacción, comienza a incrementar la fuerza en el pie. Yo, con tragos encima, imito lo que él hace… No sé cuánto tiempo estuvimos así, de pronto se me aclaró la película y entendí todo, Era una noche oscura pero se podía apreciar claramente la mancha de sagre que brotaba de la cabeza del junkie. Ya no se distinguía nada de su cara hinchada y molida por las patadas que había recibido.

Fue cuando vi pasar toda mi vida por delante y pensar en el futuro inmediato. Ví los momentos felices, a la gente que quería y las cosas que nunca más iba a vivir en La Paz. Pensaba en una fuga estilo Papillón o de película de guerra hollywoodense. No sé por qué pensé en la película The Pianist de Polanski y se me vino la idea… tengo que huir a Polonia. Tengo que comenzar de cero, en un lugar en el que no muela a patadas a un junkie inconsciente.

Dejamos al junkie, no sé si vivo o muerto, al día siguiente sufrí como penitente la resaca y dos días después comenzaba mis papeles para la visa. Tres semanas más tarde, las peores de mi vida, llegaba a tierras polacas.

¿Y si hubiese sido por eso?

Posts Relacionados

Related Posts with Thumbnails